El concepto de la Hojaldrería nace del producto. El “hojaldre” constituye así los ingredientes y el simbolismo del interiorismo: mantequilla, harina y agua. Su interior se divide en tres franjas que abarcan desde el suelo hasta el techo. MANTEQUILLA para pisos y base incluyendo todos los muebles. HARINA, para la siguiente capa donde se ha aplicado un gotelé de textura similar a la crema pastelera. Las cortinas de terciopelo planchado como si se hubieran puesto con una “manga”. Además, estas están intervenidas por imágenes que representan esa obsesión por el “hojaldre”. Fotografías de Javier Salas bajo el concepto VEO HOJALDRE POR TODAS PARTES... Y por último el AGUA, con una franja de espejos que refleja el color del agua verde del tejado, color que seguro estaba presente en la manteca centenaria. El diseño es modernista y está inspirado en la obra del arquitecto Adolf Loos, quien revolucionó la arquitectura vienesa a principios del siglo XX.

 

Y como no, el hojaldre está presente en platos dulces y salados y se presenta en formatos poco habituales. Esto forma parte de la filosofía del señor Bonet, que busca crear alimentos sorprendentes e inesperados.

 

Diseñador de interiores: Paco Poccovi

Fotografía espacial: Javier Salas

Fotografía de comida: juanita delvasto